El autoliderazgo se propicia a partir de un darme cuenta
de quién soy, de ese conocimiento profundo del yo interior. Con esta base de
conocernos, podemos saber qué necesitamos para ser lo que deseamos lograr como seres
humanos, en un universo a nuestra disposición.
El liderazgo no se decreta, se alcanza. Esto se
realiza por mérito propio, al satisfacer las necesidades de los seguidores.
Para poder satisfacer a otras personas, debemos estar satisfechos con nosotros mismos. No podemos dar
lo que no tenemos. Para transformar, debemos transformarnos constantemente,
buscando incansablemente la perfectibilidad como seres: hacer reingeniería continua del pensamiento.
El autoliderazgo es cultivar la persona, es
encontrarse. Quien nunca se ha sentido perdido, no encontrará caminos nuevos.
La grandeza, lo valioso de la humanidad, está dentro de cada ser. Buscamos explicaciones en el exterior infinito y no
nos damos cuenta de que las explicaciones están dentro de nosotros.
El verdadero, auténtico y original líder surge del
interior del ser y se proyecta hacia el exterior social. Es como tener dos
mitades unidas por un puente donde fluye la energía del líder autodirigido por
su deseo de servir y trascender más allá de cualquier sueño imposible.
del Libro: «Comunicación y
Liderazgo – Una Propuesta Juvenil».
Autora: Virginia
Dávalos
Editorial: McGraw-Hill
Presenta:
M.C. Enrique Ruiz Díaz.
Con título y cédula profesional
5632071 en la Maestría en Ciencias de la Computación.
Egresado del Instituto Tecnológico de Orizaba, Veracruz,
México.