«Conocerse a sí Mismo.
Sócrates adoptó la máxima del oráculo de Delfos, “conócete a ti mismo”, y la convirtió
en uno de los pilares de su filosofía y sus enseñanzas. La conciencia de uno
mismo (conciencia emocional, autovaloración ajustada y autoconfianza)
constituye el primer grupo de habilidades de inteligencia emocional en la
clasificación de Goleman sobre las que se apoyan las demás. Ello es debido a
que, para aprender en profundidad, necesitamos ser conscientes de nuestras
carencias o limitaciones y también de nuestras fortalezas, para poder apoyarnos
en ellas.
El
conocimiento que tenemos del mundo está limitado por la estructura de nuestro
sistema nervioso y la estructura del lenguaje. No experimentamos el mundo
directamente, sino por medio de abstracciones. Según el lingüista Alfred Korzybsky,
quien acuñó la frase “el mapa no es el territorio”, nuestro pensamiento se
aparta de la realidad de los hechos a través de tres procesos: omisión,
generalización y distorsión. Para comprender lo que decimos, tenemos que
descubrir la estructura profunda del lenguaje, completando, especificando o modificando
el mensaje superficial. De este modo podemos pasar de “No se puede confiar en
la gente” a “Carlos no ha cumplido las expectativas que yo había depositado en él”.
Fue
Bateson quien analizó y difundió la frase de Korzybsky, añadiendo que “el mundo
mental es sólo un mapa de mapas, hasta el infinito”. Bateson, un científico de
talante renacentista, formuló una teoría sistémica de la comunicación e insistió
en que el
lenguaje crea realidades.
Las
creencias son una construcción. Nos dibujan un mapa del territorio, pero no son
el territorio: nosotros sólo vemos el mapa, pero la realidad es mucho más
compleja. Lo que percibimos está en función de nuestros paradigmas o modelos
mentales. Los paradigmas son los modos en que las personas vemos, comprendemos e
interpretamos el mundo. En palabras de Stephen Covey, “son mapas de nuestras mentes
y corazones que dan origen a nuestras actitudes y conductas y, en última
instancia, a resultados”. Por ejemplo, si creemos que el mundo es un lugar
hostil, nos apartaremos y nos pondremos a la defensiva, con lo cual nuestras
relaciones personales se verán claramente deterioradas.
Covey
bebe en las fuentes de otros pensadores más antiguos, como el filósofo estoico
Epícteto, que decía: “No son las cosas que nos pasan las que nos hacen sufrir,
sino lo que nos decimos sobre estas cosas”. En el mismo sentido, Wittgenstein
propone que la misión de la filosofía es luchar contra el “embrujamiento” de
nuestra inteligencia por el lenguaje, y así afirmaba que “los
límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.
Como
mentores, hemos de conocernos a fondo para evitar proyectar en el mentorando
nuestros propios modelos mentales. Por ejemplo, si identificamos las cosas que
“nos sacan de nuestras casillas”, estaremos en mejores condiciones de asumir la
responsabilidad de nuestras emociones negativas sin atribuírselas al otro, que
sin darse cuenta las ha disparado. Además, puesto que cada uno de nosotros
posee un mapa distinto, se hace necesario entender el mapa del otro si queremos
alcanzar
la comprensión mutua».
Título del Resumen: «Desarrollo
de Competencias de Mentoring y Coaching».
Autor: Beatriz
Valderrama.
Editorial: Leader
Summaries.
Presenta: M.C. Enrique
Ruiz Díaz.
Con
título y cédula profesional 5632071 en la Maestría en Ciencias de la
Computación.
Egresado del Instituto Tecnológico de Orizaba,
Veracruz, México.
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