«Dominio personal.
Dominio
puede sugerir la dominación de personas o cosas. Pero dominio también alude a
un nivel muy especial de habilidad. Un maestro artesano domina la alfarería o
el tejido, pero no “ejerce dominación” sobre estas actividades. La gente con
alto nivel de dominio personal es capaz de alcanzar coherentemente los resultados
que más le importan: aborda la vida como un artista abordaría una obra de arte.
Lo consigue consagrándose a un aprendizaje incesante.
El
dominio personal es la disciplina que permite aclarar y ahondar continuamente
nuestra visión personal, concentrar las energías, desarrollar paciencia y ver
la realidad objetivamente. En cuanto tal, es una piedra angular de la
organización inteligente, su cimiento espiritual. El afán y la capacidad de
aprender de una organización no pueden ser mayores que las de sus miembros. Las
raíces de esta disciplina se nutren de tradiciones espirituales de Oriente y
Occidente, así como de tradiciones seculares.
Asombrosamente,
sin embargo, pocas organizaciones alientan el crecimiento de sus integrantes.
Esto genera un gran derroche de recursos. “Las personas ingresan en los
negocios como individuos brillantes, cultos y entusiastas, rebosantes de
energías y deseos de introducir cambios — dice Bill O'Brien, de Hanover Insurance—.
Cuando llegan a los treinta años, algunos se concentran sólo en su propia
promoción y los demás reservan su tiempo para hacer lo que les interesa en el
fin de semana. Pierden el compromiso, el sentido de misión y el estímulo con
que iniciaron su carrera. Aprovechamos muy poco de sus energías y casi nada de
su espíritu. “
Muy
pocos adultos se afanan por desarrollar rigurosamente su dominio personal.
Cuando preguntamos a los adultos qué quieren de la vida, la mayoría habla
primero de aquello que querrían quitarse de encima: “Ojalá mi suegra se mudara
a otra parte”, “Ojalá se me fuera esta molestia de la espalda”. La disciplina
del dominio personal, en cambio, comienza por aclarar las cosas que de veras
nos interesan, para poner nuestra vida al servicio de nuestras mayores
aspiraciones.
Aquí
interesan ante todo las conexiones entre aprendizaje personal y aprendizaje
organizacional, los compromisos recíprocos entre individuo y organización, el
espíritu especial de una empresa constituida por gentes capaces de aprender».
Del capítulo 1:
Del Libro: «La Quinta Diciplina».
Autor: Peter Senge.
Presenta: M.C. Enrique
Ruiz Díaz.
Con
título y cédula profesional 5632071 en la Maestría en Ciencias de la
Computación.
Egresado
del Instituto Tecnológico de Orizaba, Veracruz, México.
No comments:
Post a Comment